Ninel fue mi primera modelo internacional. Todavía recuerdo con mucho cariño mi debut en Atenas: una sesión en la que no tardaron ni cinco minutos en echarnos de la Acrópolis, alegando que era un lugar sagrado, que merecía un respeto y que las indumentarias de mis niñas no eran muy respetuosas con el escenario. Una de ellas era Ninel, y la otra su inseparable Zoriana.
Aquel día se forjó una gran amistad que sigue igual de fuerte a día de hoy, de hecho, siempre que viajo a Atenas, hay dos personas a las que es obligatorio hacerle fotos. Una de ellas es Cate, y otra Ninel, que no solo es guapa, loca y divertida, sino que es un auténtico prodigio como maquilladora y estilista. Se haga lo que se haga con ella, siempre sale bien.
En uno de mis viajes a Atenas, me tiré varios días intentando localizarla para hacerle fotos, pero problemas con su móvil se encargaron de que no diese con ella hasta casi mi último día allí. Como ya era demasiado tarde para hacer algo juntos y teníamos que vernos, la invité a que se viniese a la sesión que tenía esa tarde con mi queridísima Cate.
Estuve haciéndole fotos a Cate en el parque de Syntagma, justo al lado del famoso parlamento griego (principalmente por las revueltas que allí tienen lugar cada dos por tres) y la foto que hoy os presento en DEADLYWOOD surgió de una forma totalmente inesperada. Ninel estaba sentada viendo como trabajaba, y en uno de los ratos en los que le daba descanso a Cate, me acerqué a ella para hacerle tres o cuatro fotos sin demasiadas pretensiones, más que nada para llevarme algo de recuerdo ya que al final no iba a poder trabajar con ella. De hecho, no estaba ni posando.
Y entre esas fotos se encontraba ésta que tanto me gustó desde el primer momento. Ninel me dejó enamoradito de sus ojos, de su expresión… la foto me transmitió semejante dulzura, paz y armonía, que al final fue de lo mejorcito de aquella tarde. De hecho, si una espinita tengo clavada es no poder haber incluido ninguna foto de Cate en DEADLYWOOD. Pero así es la fotografía, en el momento más inesperado surge algo único, y sin embargo, en sesiones preparadísimas no se consigue sorprender a nadie con nada. En fin… a seguir mejorando.
En el aspecto del procesado, pues no hice demasiado. Empalidecí la piel, principalmente para que se notase menos el frío en su cara, añadí un poquitín de saturación al pelo y realcé un poquito los ojos. Nada más. La foto ya era buena de por sí, no hacía ninguna falta sobreprocesarla, siempre es bueno saber donde hay que parar.
Y esto es todo por hoy en nuestro viaje por las calles de DEADLYWOOD. El trayecto de hoy finaliza aquí, pero no sin antes mandarle un abrazo enorme y un beso todavía mucho mayor a esta belleza ucraniana residente en Atenas. Mi Wild Rose…
Besos Nina!!!!