Hoy en DEADLYWOOD toca llamar de nuevo a la puerta de la rubita de mis amores, mi compañera de aventuras y desventuras fotográficas y la niña más dulce y agradecida que conozco: Silvia.
Como ya os comenté en su día cuando hablé de lo claro que tenía para la foto de su primera aparición en DEADLYWOOD, para esta segunda la elección fue mucho más complicada. El gran “problema” es que Silvia y yo trabajamos muchísimo juntos, cuando nos aburrimos o queremos hacer maldades fotográficas nos ponemos a ello, lo que se traduce en cientos y cientos de fotos… y para mi tortura y satisfacción: en TODAS sale PRECIOSA. Es muy difícil escoger entre tantas tomas, momentos, estilismos, risas, caídas, monerías… porque todas sus fotos me traen muy buenos recuerdos y en todas ellas sale increíble. En realidad, podría hacer una exposición solo con material suyo… y espero hacerlo algún día, porque Silvia se lo merece todo. Y un poco más. Y mucho más…
La foto de la que os voy a hablar se tomó en un sitio secreeeeeeeto del que disponemos en Santiago para ponernos a trabajar sin que nadie nos moleste. Silvi es tan guapa como tímida, y no se siente demasiado cómoda ante los ojos de curiosos que preguntan “esto es para una película?”, “cuando sale esto?”, “quien es la chica, es famosa?” Bueno, pues siempre que podemos evitarlo, ya sea con Silvia o con cualquier otra de mis niñas, lo evitamos. Siempre he pensado que la base de una buena fotografía es la tranquilidad de la modelo y su confianza.
Esa tarde comenzó como muchas otras, alimentándonos en el McDonalds… Después decidimos armarnos con todo nuestro material para estrenar una ropita nueva con la que se había hecho la rubita linda. En realidad la sesión fue bastante más sexy de lo que veis, ya que hubo momento de conjuntitos tipo playboy, lencería y otras cosas no aptas para corazones débiles. Después de varias horas y antes de que anocheciese yo quería hacer algo más tierno, de princesa… aprovechando que había un montón de hojas en el suelo (muy raro porque no era ni otoño…) se me ocurrió que Silvia se acostase en el medio de ellas. La verdad es que hicimos muchísimas fotos en distintas posturas – todas preciosas he de decir – y la cosa estaba marchando tan bien que seguí disparando y disparando… mientras la pobre Silvi se me iba congelando y congelando, y cambiando hacia un color más azulado… La noche se nos echó encima, apenas se veía ya, y Silvi ya estaba en modo “cubito de hielo”, entonces fue cuando me dio la suficiente penita y paramos. Qué se le va a hacer? Sé que soy malo, pero no tanto, eh… de momento no se me ha muerto ninguna modelo por congelación!.
Abrigamos a Silvi rápidamente, recogimos a toda prisa y nos pusimos a ver el material que habíamos conseguido. Cuando vimos las fotos nos dimos cuenta que esa pequeña tortura había merecido mucho la pena.
A nivel anecdótico, y ahora que lo recuerdo, no solo Silvi lo pasó mal ese día… En el fondo se rió muchísimo cuando una piedra muuuuuucho más grande que yo me aplastó un dedo al buscar el disparador del flash que, por andar de saltimbanqui, había perdido en alguna parte. Aun encima de los diez dedos, me fui a cargar el de disparar… que en 3 segundos se puso más negro que una morcilla. Bueno, anduve con la uña “bonita” un buen tiempo y aun a día de hoy quedan algunas secuelas, que espero que en unas semanitas ya finalmente desaparezcan. Pero vamos, que más de la mitad de las fotos de esa tarde fueron tomadas con el dedo chorizo totalmente insensible.
En el aspecto procesado, lo que hice fue reiluminar un poco la escena, ya se había hecho demasiado tarde y la foto era un tanto oscura para la imagen que tenía en mente. Luego, un ligero suavizado y ya tenemos a la versión más dulce de mi queridísima niña. A que parece una princesa? Pues eso es lo que yo buscaba: enseñar a todo el mundo lo linda, bonita y preciosa que es esta pequeña sueca.
Desde DEADLYWOOD me gustaría terminar como siempre: agradeciéndole a esta preciosidad de corazón enorme y cuerpo pequeñito toda la amistad, cariño y alegrías que me da. No solo eres PERFECTA fotográficamente hablando, sino que como personita linda no hay nadie como tú. Te quiero mucho peque…
Muchas gracias Silvi.